El estado de DC Hardcore

A las 9 pm. Un viernes de febrero, Watson estaba parado afuera de La Casa, una microiglesia y centro comunitario, cuya capilla principal es del tamaño de la espaciosa sala de estar de sus padres, ubicada junto a una tienda en el vecindario Mount Pleasant de Washington, D.C. . En el interior, una banda de hardcore punk llamada Unknown Threat acababa de subir al escenario.

Por supuesto, no hubo un escenario real. Solo estaba el piso donde la banda se instaló en un extremo de la sala, y las docenas de fanáticos presentes que se pararon en todos los lugares donde la banda no estaba y así es más o menos cómo se ve el punk. Una vez que Unknown Threat aceleró unas pocas canciones en su set, los que estaban más cerca de la banda se pusieron en movimiento, rebotando entre sí y balanceando los brazos salvajemente, aparentemente sin preocuparse de si un amigo o un enemigo golpeaba un puño en la cara.

Pero para Watson, que ha tocado en bandas y reservado espectáculos en D.C. durante años, la escena punk de la ciudad, en este momento, se siente complaciente. Dice que ha visto perder urgencia la escena que ayudó a construir, al menos en casa.

Mirándolo desde afuera, 2015 fue un año excepcional para la histórica escena punk de D.C., que saltó a la fama a principios de la década de 1980 y se ha convertido en un elemento intermitente en el ecosistema musical local. Pero en ningún momento desde aquellos días embriagadores de Bad Brains y Minor Threat el producto local ha sido tan talentoso, prolífico y diverso. Después de años de ser una preocupación principalmente local, el punk de D.C. vuelve a ser importante para el mundo de la música underground en general.

Pero ese es el problema, dice Watson. La escena punk de D.C. estalló a nivel nacional el año pasado, con múltiples bandas lanzando álbumes bien recibidos, uniéndose a giras importantes y cruzando fronteras internacionales para tocar para contingencias punk en el extranjero. Más de media docena de bandas de hardcore de la nueva ola de D.C. lanzaron álbumes o EP el año pasado, incluidos los incondicionales de la escena Pure Disgust, Red Death y Protester. Esas tres bandas también realizaron giras por Estados Unidos en varias ocasiones, mientras que Protester pasó una semana en México en diciembre. Pero mientras las bandas establecidas adquirieron prominencia mientras tocaban por todo el país, algunos dentro de la escena se sintieron frustrados a medida que el impulso y el entusiasmo en casa se rezagaban. Cuando esas bandas establecidas tocaban en conciertos dentro de los límites de la ciudad, los fanáticos a menudo se paraban con los brazos cruzados y asentían con la cabeza, lo que no es la reacción ideal para un género que a menudo inspira una lluvia de patadas giratorias y saltos al escenario de su audiencia. «Simplemente asumimos que es porque todos están en las mismas bandas. Para la mayoría de las personas es como, si he visto uno, lo he visto todo», dice Watson. «Tocamos espectáculos mediocres, la asistencia fue baja. La gente no se estaba divirtiendo mucho».